Mercado y plaza actúan como espacios de convivencia e interacción social, desde el producto y la cotidianidad. Planteándose un lugar donde abastecerse, pero no solo de los productos necesarios para la vida, también de las relaciones sociales necesarias para ella. La propuesta para el mercado re-habilita el edificio, pero también el modo actual de re-habitar un espacio público, de acuerdo al modo contemporáneo en el que nos relacionamos. Se presenta así un edificio que resolviendo las necesidades funcionales permita el encuentro, el cruce y la confluencia, para lo cual se potencia la permeabilidad recuperando la envolvente original del mercado y creando una plataforma perimetral no solo de acceso sino de umbral social y transición entre mercado y plaza, dos espacios sociales a negociar, posibilitando el intercambio entre ambos.