Desde que tengo uso de razón me ha gustado “construir”, desde pequeñas maquetas hasta edificios en juegos de ordenador. Cuando tuve edad suficiente para plantearme mi futuro no tenía dudas: yo quería ser arquitecta. Lo tenía claro y cuando comencé la carrera esa vocación no hizo más que crecer. Conforme mi ambición, mis ganas y mi amor por la arquitectura crecían cada día, la situación del la profesión iba decayendo. Muchos se han arrepentido de haber estudiado esto, yo la volvería a estudiar mil veces.
El arquitecto se reinventa cada día, investiga, estudia, crea, inventa, imagina, escribe, dibuja, enseña… Quizá construye menos de lo que quisiera, pero lo poco que hace lo trata con cariño y cuida hasta el más mínimo detalle, o así debiera ser. El arquitecto crece, se adapta y mejora. Si el país está en crisis, encuentra nuevas formas de ganarse la vida. Si el planeta está el peligro, busca la manera de construir sin dañar el medio ambiente, siendo eficiente, siendo ecológico, siendo sostenible.
Un arquitecto puede adquirir la sensibilidad suficiente para proyectar una iglesia, puede estudiar cómo hacer un museo, entendemos cómo funcionan los colegios espacialmente, y los hospitales, residencias y universidades. Conocemos lo necesario para idear plazas, paseos marítimos y calles.
Incluso algunos se atreven a construir puentes y rascacielos. Sin embargo, lo que más necesita la sociedad, lo que vive a diario, por lo que puede hipotecar su vida es la vivienda. Nunca habremos hecho suficientes viviendas como para decir que no podemos mejorarlas. Cada año se proyectan cientos de viviendas distintas en una única escuela de arquitectura. Cada día algún arquitecto piensa una forma de mejorar la vida de las personas. Nunca es suficiente. El momento exacto en el que se da la construcción cambia la percepción del hogar, ya no solo se debe construir algo que dure, sino que no dañe el ecosistema y que su huella no sea irreversible. Que tanto a corto plazo, como a largo plazo sea una vivienda digna para cualquier familia. Es una tarea difícil pero alcanzable.
Es por esto por lo que me he decantado por la vivienda. Es el espacio principal en la vida de los seres humanos y merece ser estudiado a fondo. Es hora de proponer un cambio, o al menos de plantearlo. La sociedad por sí misma se dará cuenta de que necesitamos nuevos sistemas, nuevos materiales y nuevos proyectos. El arquitecto ha perdido fuerza pero seguirá planteando nuevos retos para quien quiera aceptarlos.
Plano catálogo de vivienda de Frank Lloyd Wright para American System-Built Houses